Cocinando en el sollado

… para navegantes solitarios

Otro truco inmundo…


«Tortilla Guisada»

Dirigido a las mismas o parecidas personas a las que estaba destinado el anterior consejo.

¿Recordáis aquellas jugosas tortillas guisadas que, de cuando en cuando, cocinaba la señora Mari?

Esas que no hemos vuelto a probar… ¡Tan jugosas! ¡Tan Ricas!

Como vosotros, jamás intenté – ni se me ocurrió – enterarme de la fórmula mágica. En fin, mi falta de curiosidad de entonces, me obliga ahora a darle caña a la imaginación.

Si no tenemos tiempo o ganas de cocinar, pero no hemos perdido ni la memoria, ni las ganas:

Ingredientes:

  • Una tortilla del súper.

  • 1/2 vaso de agua del grifo.

  • 1/4 de pastilla de caldo.

Utensilios:

  • Una sartén mediana.

  • Un vaso normal (aprox. 200cc)

  • Una cuchara (para «catar» el caldo).

Elaboración:

– Ponemos una sartén – limpia, ¡por favor! – a fuego lento.

– Depositamos sobre la sartén la tortilla del súper.

– En un vaso de agua del grifo desmenuzamos – podemos ayudarnos de los dedos – 1/4 de   pastilla de caldo marca blanca… Removemos un poco.

– Vertemos, con mucho cuidado, el contenido del vaso sobre la tortilla.

– Comprobamos, removiendo suavemente la sartén, que el agua se ha introducido debajo de la tortilla.

– Ponemos el fuego fuerte hasta que empieza a hervir el caldo.

– Ahora lo dejamos a fuego lento durante 5 minutos.

Catamos el caldo y, si es necesario, rectificamos de sal.

– Retiramos del fuego y ya tenemos una estupenda «tortilla guisada».

marzo 7, 2010 Posted by | Cocina | 1 comentario

Hoy va de: «cocina cutre»


El consejo, no me atrevo a llamarlo receta, está dirigido a aquell@s que tienen poco tiempo para cocinar .

Que regularmente comen fuera de casa.

Que suelen mal nutrirse, cuando comen en su casa, a base de  precocinados y cochinadas por el estilo. A los que sin embargo les gustaría de cuando en cuando, sin exagerar ¡eh!, comer algo semi decente.

No es imposible cocinar algo «decente», de forma rápida, con sobras de precocinados que encontremos en nuestra nevera.

¿A quién no le ha sobrado, alguna vez, una estoposa pechuga del pollo asado que compró aquel sábado que volvía a un hogar solo y frío, ausentes de él, la «máma» y/o l@ ex?

¿Quién no compró algún día, en el Comercial de la esquina,una apestosa tortilla de patatas – con o sin cebolla – envasada al vacío en un sospechoso plástico grasiento?

¿Quién, también en estado de euforia, no adquirió una docena de «huevos de pueblo» para un «porsiacaso»? Uno de esos para los que jamás encontramos tiempo.

Todos, todos hemos cometido esa fechoría alguna vez. Pero a lo hecho, pecho. Y aprovechemos las circunstancias…

para un apuro:


La Retortilla (Nota 1ª)

Ingredientes básicos para cuatro raciones:

  • El medio pollo que sobró.
  • La asquerosa tortilla del súper.
  • 4 huevos olvidados.
  • Sal al gusto, poca, los alimentos están ya salados.
  • Una cucharada de aceite de oliva (aquí está el lujo).
  • Valentía, ¡mucha!, eeeh, ¡mucha!

Ingredientes añadidos (un lujazo)

  • Esa media cebolla olvidada tiempo ha… (mejor si ya tiene brotes verdes).
  • Diente de ajo perdido… sabrá Dios por quien.
  • ¿Sobró medio pimientillo?
  • Saber darle la vuelta con ayuda de un plato plano o bien una tapadera plana de cacerola.

Empieza la aventura:

Con todos los ingredientes a la vista – no preocuparse si falta alguno, «ÉL» proveerá como es su obligación – y los siguientes utensilios, a mano:

  • Una sartén mediana.
  • Un cuenco mediano.
  • Un tenedor.
  • Plato plano o tapadera plana.
  • Un plato hondo.

… procedamos:

  1. Desmenuzamos, más bien migamos, el medio pollo. Si no somos muy escrupulosos lo haremos con los dedos, es la mejor forma de que no se nos pase ni una pizca de carne… y de evitar que algún huesecillo o trozo de pellejo se cuele en nuestra tortilla. Colocamos el resultado de nuestra miga  en el plato hondo.

  2. Cascamos, de uno en uno los cuatro huevos y los depositamos, también uno a uno, en el cuenco.

  3. Podemos ir poniendo, a fuego mínimo, la sartén con su cucharada de aceite.

  4. Picamos, muy fina, la cebolla, sin olvidarnos de sus exquisitos brotes verdes. Lo mismo hacemos con el pimientillo… lo picamos. Y con el ajo, muy finito, casi machacado.

  5. Ponemos los picadillos, cebolla, pimientillo y ajo, en la sartén. Revolvemos un poco y dejamos que se vaya haciendo lentamente.

  6. Batimos los huevos con una pizca de sal.

  7. Añadimos al revuelto la – por decirlo de alguna manera – tortilla. La desmenuzamos con el tenedor hasta tener un puré.

  8. Añadimos al revuelto del cuenco las migas de carne pollo. Revolvemos muy bien.

  9. Ya se habrán rehogado la cebolla y el pimientillo. Escurriéndolos bien, los añadimos a la mezcla y – otra vez – revolvemos bien.

  10. Si hay aceite, aunque sea poco, en la sartén lo dejamos así. Si está seca añadimos unas gotas de aceite (2ªnota al pié) y ponemos el fuego al máximo.

  11. Cuando el aceite de la sartén empiece a humear, volcamos el contenido del cuenco en el interior de la sartén, con mucho cuidado.

  12. Dejamos a fuego máximo menos de un minuto, y mientras tratamos de despegar los bordes de la mezcla de la pared interior de la sartén. Lo podemos hacer con el tenedor. Tomamos la sartén por el mando, sin apartarla del fuego, y la giramos, a ritmo suave. Si la masa baila en la sartén, bajamos el fuego al mínimo, giramos de vez en cuando, y lo mantenemos así un par de minutos más.

  13. ¡¡¡Ahora viene la filigrana!!! Tomamos el plato hondo o la tapa de cacerola y la colocamos encima de la sartén. No debe quedar ningún hueco entre sartén y plato o tapadera. Depende de ello la salud del artista. ¿Ya está? Pues valor… y a por ello.

  14. Apoyamos una de  las manos en el plato o tapadera, tomamos la sartén por el mango con la otra y, simultáneamente – lo contrario sería trágico – hacemos un giro de 180 grados, de forma que ahora nuestra materia prima esté sobre el plato y no en la sartén. Con cierta rapidez, volvemos con la sartén al fuego, subimos este al máximo, y dejamos que se deslice suavemente nuestro mejunje del plato a la sartén.

  15. Igual que al principio, con el tenedor, remetemos un poco los bordes de la tortilla debajo del conjunto de la mesa. La sacamos a bailar otra vez con el mango de la sartén. ¡Como baila, eh!. Esto está chupado… ya empieza a parecer tortilla.

  16. Bajamos el fuego al mínimo y esperamos a que cuaje el emplasto.

El punto de cuaje depende del gusto de cada uno. A mi, por ejemplo, me gusta que esté jugosilla, que no esté demasiado hecha. A otros le gusta muy hecha.

En fin… Se puede comprobar como está de cuajada introduciendo las puntas del tenedor en el centro de la tortilla, si al salir están limpios, es que está «bien hecha» si salen un pelín jugosillos está «en su punto».

Para terminar: dejar deslizar la tortilla, suavemente, en un plato o fuente limpia y admirar nuestra obra.

(Nota1ª) El nombre, la Retortilla, nada tiene que ver con Retortillo, noble pueblo salmantino – con célebres Baños por cierto – donde, seguro, nadie es proclive al delito culinario.

(Nota 2ª) No penséis que es tacañería con el aceite. Pensad en que podría pasar, con exceso de aceite, durante nuestra voltereta tortilleril.



marzo 1, 2010 Posted by | Cocina | , , , , , | Deja un comentario